La Tierra cuenta con un satélite natural que es apreciado por millones de personas y es mejor conocido como la Luna.
De acuerdo con la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA), «la Luna es el único lugar dentro del sistema solar, excepto la Tierra, que los humanos han podido visitar».
A diferencia del planeta Tierra, en nuestro satélite natural no corre el viento, ni hay océanos o ríos que erosionen su superficie. Tampoco existe el ritmo de las estaciones, además, la Luna no cuenta con una atmósfera densa que la proteja de los meteoritos que la impactan desde todos los ángulos desde hace millones de años y es por eso que tiene cráteres en su superficie.
El ser humano siempre ha sentido una atracción por la Luna y ha sido un fiel admirador de sus fases lunares. Pero, más allá de solo observarla, ha dedicado investigaciones para entender la formación de nuestro satélite y a su vez, la del mismo planeta.
Pero la Luna no solo nos regalas hermosas postales, este satélite también ejerce una fuerte influencia sobre el medio ambiente de la Tierra, causando las mareas, que afectan las corrientes marinas, y estabilizando el eje de rotación terrestre, algo esencial para poder mantener el ciclo de las estaciones.
La mayoría de las personas aprovechan la noche para poder disfrutar de un espectáculo astronómico y ver a nuestro satélite brillar, aunque, en realidad, la superficie lunar no cuenta con luz propia y en sí, lo que podemos observar es una parte de la luz que procede del Sol y se refleja en la Luna. Pero, este no es el único momento del día en que la Luna se encuentra visible.
La científica Sarah Noble de la NASA, invita a pensar por qué la Luna se suele ver de noche. Porque la Luna, a diferencia del Sol, no tiene luz propia; sino que desde la Tierra se aprecia el reflejo del Sol en ella. Así que si la Luna recibiera la luz solar por el día… ¿también se debería ver?
A pesar de relacionar a la Luna con la noche, durante el día también se puede observar a nuestro satélite natural bajo ciertas condiciones que permiten convivir al Sol y la Luna durante unos instantes en el cielo, por ejemplo, en los días previos a la Luna Llena, mirando en dirección al este unas horas antes del atardecer.
Otra forma de poder observar la Luna durante el día, es en los días posteriores a la Luna Llena, dónde por las mañanas, viendo hacia la parte occidental, podrás ver si silueta.
De acuerdo con la experta, «durante una Luna llena, la Luna está opuesta al Sol en el cielo, por eso podemos ver la cara completa de la Luna reflejando la luz del Sol. A medida que la Tierra gira, la Luna sale justo cuando el Sol se pone, pero solo en ese único día del mes», haciendo que podamos disfrutar de una Luna durante el día.
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